martes, 8 de octubre de 2019

Amanece en la Sabana







Amanece en la sabana, en el Valle del Omo mi tribu, la de los bellos y valientes Mursi empieza a desperezarse bajo un cielo rosáceo que anuncia otro duro día de trabajo, de recolección, pesca, crianza de aves y pastoreo. La mayoría de estas actividades dependen completamente de las inundaciones del río Omo, que al igual que el Nilo, cuando se desborda nos ofrece sus ricos limos para obtener una buena cosecha que permite alimentar a nuestro pueblo.


Me llamo Alauri, al amanecer salgo con el rebaño a la búsqueda de los mejores pastos en las riberas del río, donde mis animales pueden disfrutar de agua y yerba fresca mientras contemplo el horizonte o me sumerjo entre juncos para aliviar el calor.


Antes de salir de mi choza decoro mi cuerpo con los colores y minerales que regala esta roja tierra y con lo que la madre naturaleza me quiera agasajar. Con mis dibujos doy las gracias al planeta por proporcionarnos la vida y homenajeo al mismo tiempo a mis ancestros, para que me protejan y comprueben que los sigo recordando con cada pincelada en mi piel. He elegido para la mañana un dibujo de puntos y motivos florales para mi cara y mi torso y una rama con diminutas flores para la cabeza que cambiaré a medio día por otros elementos ornamentales con los que deleitar a los espíritus.


Mientras camino junto al ganado me cruzo con jóvenes y esbeltos cuerpos que me alegran la mirada y me hacen silbar alguna canción de amor. En noches de luna nueva a escondidas y muy apartado de las chozas disfruto de fugaces encuentros con alguno de ellos, a sabiendas que si me descubre la Jalaba, el consejo de hombres de más edad del poblado, me castigará con saña por amar a alguien como yo, al tiempo que mi esposa y mis hijos serán objeto de burla y escarnio.

Esta mañana han llegado miembros de las tribus vecinas Bodi, Kwegu y Suri anunciando que todos los habitantes de la ribera tendremos que abandonar de nuevo nuestros hermosos poblados; los corruptos funcionarios del gobierno y la African Parks Foundation atacan de nuevo a nuestra gente. Ya sufrimos con horror el 25 de noviembre de 2005, cuando nos quemaron más de 450 casas y nos arrojaron de las tierras que ocupábamos para hacerse con el mando del Parque Nacional de Nechisar.

Hoy de nuevo quieren arrojar a mi pueblo de sus tierras, en esta ocasión el motivo es la construcción de la presa Gibe III, la más destructiva que se está construyendo en África que condenará a más de medio millón de las personas más vulnerables de la región al hambre y arruinará a más de doscientos mil pastores, que al igual que yo, cuidan de los animales y de la tierra para dejarla a nuestros hijos y nietos como la hemos recibido.

La presa traerá irremediablemente la sequía, y el agua, ahora de todos, será sólo de unos cuantos desalmados que comerciarán con ella a costa del dolor y la miseria de mi pueblo.

Me arrojan de mi tierra una vez más. No deseo estar en ningún otro lugar y resistiré hasta que el cansancio o las balas me conviertan en espíritu. Me confío a mis ancestros para que la tierra me acoja en sus brazos en cualquier lugar rumbo al horizonte.

Araceli Míguez, 2013

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