lunes, 20 de abril de 2020

María Claudia



Sé que te preocupa que me relacione con ella, después de todo tu esfuerzo por mantenerme detrás de un cristal  como si fuera una muñeca de porcelana cara, con lo que has invertido para que mis gestos, mi atuendo y mis pasos fueran siempre los adecuados en cada situación y con las privaciones que has sufrido para mi mayor lucimiento…
Soy tu sueño, al que has mantenido entre algodones para que a estas alturas empiece a convertirse en realidad  pero tu princesa tiene prisa por conocer la vida que late detrás del vidrio.
En cuanto a ella, la temes y a la vez envidias su estado indolente y risueño, su risa despreocupada, su repiquetear de tacones…
Viéndola puedes imaginarla seductora y atractiva, recibiendo  miradas masculinas de deseo  a su paso, usando perfumes caros, prendas y sortijas que jamás te has podido permitir y jugando en la alcoba a trasgredir para huir de la tediosa fatiga de esa honorable normalidad que defiendes ante mi.
Me dejaré llevar por la vida que luce ante mis ojos y quizás cometa todos los pecados que tu no cometiste y que encuentre  la felicidad a la que tu renunciaste.





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